Me dijo: si no te casas conmigo, me suicido.

Conversando con un amigo que estaba pasando un mal momento en su vida me dijo: sabes Henry, tengo que confesarte algo: ¡NO AMO A MI ESPOSA!

Sus ojos se llenaron de lágrimas, su cabeza se inclinó y su rostro se embargó en una tristeza profunda, una decepción y una desdicha que se me hace difícil describir. Era un hombre exitoso. Parecían felices. Eran profesionales y tenían algunas posesiones materiales.

Lejos de cualquier sospecha, me dijo que se había casado con ella por lástima. Al principio no entendí bien lo que me estaba diciendo. ¿Por lástima? ¿Cómo así?

Me dijo: tuve algunas novias. Algunas de ellas buenos prospectos. Pero conocí a Dalila, (nombre ficticio) y nos hicimos novios. Al principio todo era para mí como un “vacil”, como quien dice por curiosidad, por pasar el rato. A medida pasó el tiempo, descubrí que no era lo que yo quería para mi vida. Tenía muchas cosas que me desagradaban. Ni siquiera me gustaba lo suficiente.

Conocí a otra chica. Marta (nombre ficticio) de la cual si me enamoré locamente. Ella era todo lo que yo buscaba. Tenia el aspecto de mis sueños: sus ojos, su piel, su estatura, su carácter. Era cristiana de verdad. Supe que había encontrado a la persona con quien quería pasar el resto de mi vida.

Lo terrible fue cuando hablé con Dalila para decirle que lo nuestro no podía ser, que yo no la quería, que nos diéramos un tiempo. La verdad, la “corté” como novia. Ella se puso a llorar, me abrazó, me dijo que yo era el hombre de su vida y que sin mí no podría ser feliz. Cuando insistí que la relación finalizará se puso de rodillas y me suplicó que la perdonará si ella había hecho algo malo.

No tuve corazón para seguir con eso. La levanté, la abracé y la besé. A los días ella me ofreció que tuviéramos relaciones sexuales y yo estuve de acuerdo. Continuamos como novios. Pero por las noches y en mis ratos libres yo soñaba con Marta. Ella era mi inspiración, mi corazón latía por ella y suspiraba con solo recordarla.

A los días de armé de valor. Le dije a Dalila que había conocido a otra mujer y que estaba enamorado de ella. Que ya no quería seguir con ese noviazgo. Que eso se terminaba a partir de ese momento.

No fui a verla por unos días, cambié de número telefónico, corté toda comunicación con ella. Un amigo en común me dijo que se miraba triste. Alguien le dio mi número y me llamó para decirme estas palabras que cambiaron el rumbo de mi vida: SI NO TE CASAS CONMIGO, ME SUICIDO.

Quedé en shock. ¿Cómo podría hacerle eso a ella? ¿Cómo llevaría esa carga en mi conciencia? Que feo sería ir al sepelio de ella. Un torbellino de pensamientos vino a mi mente. Sucumbí ante sus palabras. Noches sin dormir, confusión y sentimientos de lastima llenaron mi vida.

Opté por volver con ella. Detestaba cada momento que pasábamos juntos. Me casé al cabo de unos meses en una boda de esas de alta sociedad; porque nuestros padres eran profesionales reconocidos. De hecho los padres de ella le decían que no fuera a perderme.

En la noche de bodas no hacía mas que pensar en Marta. Me sentía devastado por la decisión que había tomado. Sentí que era el hombre más infeliz del mundo, y esto que acababa de casarme.

Si tan solo me hubiera dado cuenta de que ella solo me estaba manipulando. Con lágrimas, con sexo y con amenazas de suicidio. Ya que le confesó a una amiga que no tenía las intenciones de hacerse daño, pero que yo era un “buen partido” y por nada del mundo me dejaría ir para que yo fuera de otra. Ahora no puedo dejarla, pero tampoco la amo.

Amigos y hermanos, les relato esta historia para dejar algunas enseñanzas en sus vidas:

  1. Jamás te cases por lástima o compasión. Uno se casa por amor.
  2. Si una persona en verdad te ama jamás te va a manipular.
  3. Aléjate de personas como Dalila. (Hombres y mujeres) que ofrecen de todo para seguir en una relación.
  4. Es importante no tener relaciones sexuales antes del matrimonio. El sentido de culpa destruye a cualquiera.
  5. Para unir tu vida a otra persona es necesario buscar la ayuda de Dios en oración y ayuno.

Espero no seas un desdichado en tu matrimonio y sepas escoger a esa persona especial que será tu compañera o compañero durante toda tu vida en esta tierra.

Que estés bien. Compártelo.

Pastor Henry Cerna.

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Publicado por Henry Cerna

Siervo de Jesucristo. Ganador de almas. Esposo. Padre de una bella hija. Recorro el mundo predicando el evangelio.

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