Soy hombre, pero mis amigos me violaron.

Imagen de referencia.

Conoce la historia de un joven de 22 años, humilde, habitante de una zona rural, sin vicios, pero que fue abusado por sus amigos.

Era un día caluroso, de esos donde el sol se siente con mayor fuerza. El operador del teléfono me dijo que había alguien en la línea que necesitaba hablar conmigo urgentemente. Era cuestión de vida o muerte.

Cuando tomé el auricular escuché la voz de un caballero, se escuchaba agitado, hablando de forma precipitada, con voz temblorosa. – ¿Es usted el pastor Henry? – Sí, soy yo. ¿En qué puedo ayudarte? – Quiero que sepa que tengo un lazo amarrado a la viga de mi casa y estoy a punto de ahorcarme. Mientras hacía eso puse su programa y escuché su predicación. Y no entiendo por qué motivo decidí llamarle antes de suicidarme.

Su respiración se escuchaba cada vez más agitada, parecía que estaba pasando un momento de mucho estrés. – ¿Podrías decirme que te ha llevado a tomar tal decisión? – Sabe, soy un joven del campo, no tengo vicios, no salgo a bailes, trabajo todo el día para ayudar a mi madre que esta enferma. No me meto con nadie y voy de la casa al trabajo y luego me regreso. Eso ha provocado que no tenga muchos amigos.

Ayer, cuando venía del trabajo unos jóvenes que estaban en el campo me invitaron al baile de la noche. Yo nunca había salido a algo así. Ellos me insistieron que iba a estar bonito. Yo les dije que lo iba a pensar. La verdad, siempre había querido ser parte de ellos. Que seamos amigos pues.

Cuando llegó la noche, me cambié de ropa, hasta limpié mis botas de hule y fui al baile. Había música y mucha gente. Algunos bailando. Los muchachos me encontraron y nos saludamos. Estuvimos viendo a la gente, riendo y moviendo nuestros pies al ritmo de la música. De pronto uno de ellos traía unos vasos de plástico con una bebida gaseosa. Me lo dio y me dijo que me iba a gustar.

La verdad no me gustó mucho porque tenía alcohol y yo nunca había tomado. Lo último que recuerdo es que me terminé la bebida. Cuando desperté estaba en la hamaca de mi casa. Fui a hacer mis necesidades y noté cambios en mi cuerpo. Había sangre. Me asusté pero no le dije a mi madre.

Mas tarde un amigo me dijo que si me acordaba lo que había pasado en la fiesta de anoche, y le dije que no. Ni siquiera sabía como había regresado a la casa. Este amigo me mostró un video en su teléfono. Aparecía yo, dormido por el licor. Mis amigos me pusieron sobre una carretilla, me bajaron la ropa y uno a uno me comenzaron a violar…- El joven comenzó a llorar. Escuchaba por el teléfono su llanto. Mi corazón estaba contristado.

– Yo jamás pensé que mis amigos pudieran ser capaces de arruinarme la vida. Yo no valgo nada, ya no soy hombre. En mi pueblo la gente ya lo sabe. Siento tanta vergüenza que lo único que me queda es ahorcarme.

En ese momento me puse a orar mentalmente y le dije al joven algo más o menos así: escúchame muy bien, hay varias cosas que quiero decirte. En primer lugar no fue algo que tú buscaste, fue una violación. Deberías acudir a las autoridades para que los hechores paguen con cárcel lo que han hecho. Tú eres la víctima.

En segundo lugar, una violación no quita tu hombría, no es algo que te guste. Tercero, cuando dices que no vales nada quiero que sepas que ningún ser humano en el mundo tiene valor alguno sin Cristo. Es el Señor quien le da verdadero valor a nuestra vida. No importa lo que haya acontecido con nosotros, ni cuanto daño Satanás nos haya provocado, Jesús restaura nuestra vida y nos da la paz que necesitamos.

En cuarto lugar, si te suicidas irás a un lugar de tormento eterno que no se compara con lo que puedas sufrir en esta tierra. Si me has llamado es porque Dios quiere ayudarte en tu situación. Entrégale tu vida a Jesús. Él llevo nuestra vergüenza en la cruz del calvario.

Hubo un instante de silencio, yo pensé que lo había perdido. Pero luego me habló y me dijo: yo necesito a Jesús, necesito su amor y que me ayude con mi vida…

Lo guié en la oración para que entregará su vida a Jesús. Ore por él, le pedí al Señor con todo mi corazón que lo salvara y lo librara del suicidio. El poder de Dios cayó sobre él y lo hizo libre. Le pedí que me llamará en unos días para saber que estaba bien. Dios hizo la obra en este joven. Fue restaurado y hasta donde supe se congrega en una iglesia de su lugar.

Mis amigos, si han pasado por cualquier tipo de abusos, si se sienten deprimidos, angustiados y con deseos de quitarse la vida. Quiero decirles que hay vida después del fracaso, vida que Jesucristo esta dispuesto a darte si le abres tu corazón. Escríbeme…

Que la paz de Dios llene tu corazón.

Pastor Henry Cerna.

infohenrycerna@gmail.com

Publicado por Henry Cerna

Siervo de Jesucristo. Ganador de almas. Esposo. Padre de una bella hija. Recorro el mundo predicando el evangelio.

Deja un comentario

A %d blogueros les gusta esto: