El brujo me dijo: te vas o te mato. Y se murió.

En este mundo existe el poder de Dios y también el poder del maligno. Estos poderes se enfrentan a menudo. Pero recibir una amenaza de un brujo, no es cualquier cosa. Se necesita la protección y presencia de Dios para derrotar el mal.

Cuando comenzaba mi ministerio, fui enviado a una zona en las afueras de la ciudad. La iglesia tenía pocos miembros, ya que el pastor que estaba allí había fracasado y por ese mal testimonio, el evangelio se había visto afectado en aquel lugar. Era realmente difícil hacer la obra de Dios allí pero no imposible.

Me di a la tarea de visitar hogar por hogar en todo aquel caserío. Las personas aunque muy amables, me recibían, pero me aclaraban que no querían nada con la iglesia evangélica. No me di por vencido y seguí visitando.

Un día llegué a la casa de un hombre muy amable, tenía unos 60 años aproximadamente. Me recibió y me preguntó cuál era el motivo de mi visita. Al identificarme me dijo que me sentara que quería decirme algo. Comenzamos a conversar, él me miraba y sonreía como si se tratase de un triunfo.

– Usted no sabe quién soy yo ¿verdad jovencito? me preguntó. – La verdad no lo sé, le dije. – Yo soy Erasmo, y soy uno de los brujos más poderosos de todo el oriente del país. – En serio, mucho gusto le respondí. – Pasa adentro de la casa y te mostraré algo que te va a sorprender.

Cuando entré, vi que tenía un altar muy grande. Tenía unas velas negras encendidas y me dijo fíjate bien. Se les quedó viendo y frente a mis ojos aquellas velas grandes se doblaron al mismo tiempo. Luego me enseñó un libro y me dijo que era la biblia negra, un folleto con la oración de San Cipriano y otras cosas más.

Cuando salimos de la casa me dijo estas palabras: – Mira niño, vos estás bien jovencito, estás comenzando a vivir. Quiero que sepas que al otro pastor que estaba aquí yo le hice un trabajo y lo destruí. Te voy a dar un consejo: si queres vivir, renuncia a este lugar, ándate para otra parte, pedí traslado o lo que sea. Si te quedas te voy a destruir.

– Pues mire don Erasmo, le dije, viéndolo fijamente a los ojos, hay un problema con eso que me dice: en primer lugar usted no me manda, a mí me ha enviado el Señor Jesucristo a este lugar, y si él me pide que me vaya me iré, pero si él dice que me quede, me quedaré; porque yo soy un soldado que obedece órdenes.

En segundo lugar yo he venido para predicarle el evangelio para que sea salvo, que se arrepienta de todas estas cosas para que no vaya al infierno. He venido a predicarle a usted y todos los habitantes de este lugar.

Su sonrisa desapareció y con voz fuerte y evidente enojo me dijo: – TE VAS O TE MATO. Esta tierra es mía. Si te quedas, a partir de esta noche voy a comenzar a destruirte. – Mire don Erasmo le dije: usted haga su trabajo y yo haré el mío. Ahora seré yo quien le dé un consejo: no se meta con Dios, mejor arrepiéntase y sea salvo de la condenación eterna.

– A pues así quedamos, – Me dijo. Desde aquel momento yo entré en un período largo de oración y ayuno. Una búsqueda no solo por mi protección sino la de mi esposa y de todo aquel grupo que estaba pastoreando. Fueron varias semanas de ataques que no quiero describir. Solo les diré que aún las personas de ese lugar se pusieron hostiles con nosotros.

Yo no volví a hablar o ver al brujo Erasmo. Un día en la madrugada, recibí una llamada, era una hermana de ese lugar, me preguntó, – Pastor, ¿y usted va a venir a la velación? – ¿Cómo así le dije? ¿Quién ha muerto? – Hace unos minutos se puso mal don Erasmo, dicen que estaba haciendo un “trabajito” de los que él hacía y se le paró el corazón. Ya hicieron el reconocimiento y dijeron que murió de un infarto fulminante.

– En ningún momento sentí alegría, por el contrario, sentí dolor por un alma que cayó en las llamas eternas. La verdad no creí conveniente ir a la velación ni al entierro.

Lo extraño de todo eso, es que después del fallecimiento de este hombre, muchas cosas cambiaron en aquel lugar. Comenzamos a ganar almas, la iglesia creció, la comunidad comenzó a salir de la extrema pobreza y el evangelio no solo prevaleció sino que creció mucho.

Mis amigos y hermanos. Escribo este testimonio para que sepan que existe el maligno y que si Dios no está contigo, puede destruirte a ti y todo lo que tienes. De hecho Satanás puede engañarte o infundirte miedo para que no te entregues a Jesús y te pierdas en la condenación eterna.

Solo con Jesucristo como nuestro Señor, podemos resistir firmes las asechanzas del enemigo. ¿Deseas recibir al Señor? ¿Deseas volverte a él en este momento? Escríbeme.

Pastor Henry Cerna.

infohenrycerna@gmail.com

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Publicado por Henry Cerna

Siervo de Jesucristo. Ganador de almas. Esposo. Padre de una bella hija. Recorro el mundo predicando el evangelio.

2 comentarios sobre “El brujo me dijo: te vas o te mato. Y se murió.

  1. Dios continúe bendiciendo su vida Pastor Henry siervo de Jesucristo. Hermoso y muy edificante testimonio parece sacado de una película o cuento pero es una verdad y gracias a que es verdadera muchas vidas se fortalecerán en la fe como la vida mía. Gloria al señor por hombres como usted. Paz y muchas bendiciones.

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