Dios lo sanó de la trombosis pero prefirió el fútbol.

Me llamaron para que fuera a orar por un hombre que tenía trombosis en ambas piernas. Cuando llegué a la clínica y vi su estado, supe que la situación era de vida o muerte. Dios hizo el milagro pero él no cumplió.

Conocí a Isidro en la clínica. Era un hombre de unos 55 años aproximadamente. Estaba muy agobiado, el médico le había dicho que la única forma de salvarle la vida era amputándole las dos piernas. Con eso y todo, aún corría el riesgo de morir por aquella trombosis. Su familia estaba desesperada.

Antes de orar le conté mi testimonio de cómo hice un trato con Dios cuando estaba desahuciado por los doctores, que si Dios me sanaba le iba a servir el resto de mi vida. Mire don Isidro le dije, si usted hace un trato con Dios y le entrega su vida, yo tengo la fe que el Señor lo sanará y hasta salvará sus piernas.

Isidro no era cristiano. En aquella hora con lágrimas en sus ojos se entregó a Jesús y le prometió que le iba a servir el resto de su vida. Le suplicó que lo sanara porque no quería perder sus piernas. Yo puse mis manos sobre él y oré para que Dios lo sanara.

A los tres días la familia me contactó diciéndome que un milagro había ocurrido. Que las piernas y por ende los pies de Isidro habían sanado. No tenían ni secuelas de aquella trombosis. Fue algo sobrenatural. ¡Gloria a Dios por su poder!

A los días invité a Isidro a la iglesia. Éste llegó muy emocionado. Con el tiempo se bautizó y fue cuando le recordé que había hecho un trato serio con Dios de servirle por el resto de su vida. – Claro que sí. Yo sé que Dios me sanó y me salvó y estoy dispuesto a cumplirle.

El tiempo pasó y a pesar de los múltiples llamados que le hice a Isidro para servir en la iglesia en determinadas áreas, él siempre tenia una buena excusa. Que su trabajo, que unos amigos, que un compromiso con la familia. Mire Isidro le dije, con Dios no se juega y ya pasaron varios meses y usted no le ha servido al Señor.

Así pasó el tiempo, yo me desentendí de Isidro porque uno no puede obligar a las personas a servir al Señor, aunque en el fondo de mi corazón yo sabía que aquello no iba a terminar bien. Y en efecto. Un domingo él llegó muy alegre a la iglesia.

Imagen de referencia.

Me dijo que jugaba en un equipo de fútbol para gente mayor y que el día anterior habían quedado campeones gracias a un gol que él había anotado. Que hasta lo habían cargado en hombros. Se miraba muy emocionado. Ese día yo prediqué acerca del cielo.

En la madrugada recibí una llamada, ya que Isidro se sentía mal, estaba en su casa y que por favor fuera a orar por él. Tenía un dolor en la espalda muy fuerte y le costaba respirar. En lo que me alistaba para salir de emergencia me llamaron de nuevo que lo llevaban para una centro de salud porque se había desmayado.

Antes de llegar al centro de salud recibí otra llamada. Pastor, mi padre acaba de sufrir tres infartos y ha fallecido. Los médicos hicieron todo lo posible pero se ha ido.

Yo recordé el día que conocí a Isidro, cuando hizo el trato con Dios, recordé las veces que tuvo la oportunidad de servir a Dios, también recordé la alegría que tenía por haber ganado un torneo de fútbol. Todo aquello era positivo gracias a que el Señor le había dado vida.

Pero le dio vida para que le sirviera y le honrara, cosa que Isidro no cumplió y el cielo tomó una decisión. Se miraba sano y lleno de vida, pero esto es así estimados. Lo que se promete a Dios se le cumple.

Quizá tu seas una persona que le prometió algo a Dios en momentos de angustia y ahora se te olvidó o estas dejando pasar el tiempo. Te hago un llamado para que te arrepientas y le cumplas al Señor.

Si estas alejado de él o quieres recibir a Jesucristo como tu Señor escríbeme para ayudarte. Dios te ayude.

Pastor Henry Cerna

infohenrycerna@gmail.com

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Publicado por Henry Cerna

Siervo de Jesucristo. Ganador de almas. Esposo. Padre de una bella hija. Recorro el mundo predicando el evangelio.

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