Su hijo sobrevivió al cáncer, pero él quería dinero y lo pagó caro.

Uno de los milagros más grandes que he visto en mi ministerio es la sanidad de cáncer en etapa terminal. Hoy les contaré lo que le pasó al niño José (nombre ficticio), quien fue diagnosticado con cáncer y estuvo ingresado en el hospital Bloom de El Salvador.

Cuando el padre de José nos dijo que el niño estaba mal y que lo llevaría al médico, jamás nos imaginamos que después de todas las pruebas se determinara que su vida estaba en riesgo. Fue tan grave la situación que fue ingresado casi de inmediato.

Su padre estuvo con él en el hospital. Al ser ellos de San Miguel, su padre tuvo que dormir en los pasillos de la institución varios meses. Se bañaba donde unos vecinos del hospital y nosotros le hacíamos ciertas ayudas económicas. El niño no mejoraba pese a todos los tratamientos.

Un día que fui a visitarlos, logramos que me dieran permiso de entrar hasta su camilla. Solo me dieron unos pocos minutos, pero fueron suficientes para ver a José y orar por él. Recuerdo que me dijo que quería servirle al Señor tocando la batería en la iglesia, que si podía enseñarle.

Yo le dije que con el mayor de los gustos lo haría, ya que también tengo el talento de tocar la batería. Recuerdo que le dije a José y a su padre que hicieran un trato con Dios. Que si lo sanaba ellos iban a servirle permitiendo que José tocara la batería en la iglesia. Al final oramos y me despedí.

Nuestra sorpresa fue que después de esa oración y la oración del pueblo del Señor, hubo sanidad. Los análisis arrojaron datos muy alentadores.

Después de varios días José fue dado de alta totalmente libre de cáncer. Todos los exámenes documentaban su sanidad. Nos sentimos muy gozosos y dimos la gloria al Señor.

Cuando llegó a la iglesia, hubo gran celebración. José y su papá compartieron el testimonio con la congregación y fuimos bendecidos. Nuestra fe creció. Pero desde ese día algo comenzó a andar mal.

Sucedió que después de aquel servicio de testimonio, algunas personas se acercaron al niño para darle dinero. El padre de José tomó aquel dinero y vio que era una buena cantidad. Luego habló con otro pastor en la ciudad y fue a dar testimonio con el niño.  De la misma manera hubo gente que le dio dinero.

Este hombre descubrió, que al llevar a su hijo y dar testimonio en las iglesias él podía recibir dinero. Y así lo hizo. Fue a la zona rural y a otras ciudades con el testimonio del niño sanado de cáncer. Y por supuesto pedía ofrendas al pueblo del Señor.

Un día, lo vi por allí y le pregunté por qué no llevaba a José a la iglesia para que aprendiera a tocar la batería. Me dijo que su hijo estaba muy ocupado. Que tenía una agenda llena de compromisos para dar testimonio en las iglesias.

Como a mí me cuesta quedarme callado cuando sé que algo no es la voluntad de Dios, le dije estas palabras: hermano, yo creo que usted esta muy equivocado. Dios le hizo el milagro a José para que el niño le sirva a Dios como se lo prometió. Si Dios quiere llamar a José a un ministerio de predicación o evangelismo lo hará.

Pero lo que usted esta haciendo es explotando el milagro del niño para pedir dinero del pueblo del Señor y eso no honra a Dios. Tenga cuidado hermano que Dios es celoso.

No se me olvida la respuesta de aquel hombre: usted envidia le tiene a mi hijo varón. No dije una sola palabra más. En la noche oré al Señor para decirle que no enseñaría a José a tocar la batería. Por aquellos días el niño se miraba agotado por tanto compromiso. El papá de José se volvió mi enemigo por decirle la verdad.

Pasados unos meses escuché la noticia de que el niño se había enfermado. El padre y los médicos no podían creer lo que estaba pasando. El cáncer había vuelto. José fue ingresado nuevamente pero en esta ocasión fue diferente. Su salud empeoró y a pesar de nuestras oraciones el niño murió al poco tiempo.

  • Cuando fui al funeral de José no pude contener mis lagrimas al recordar sus palabras: un día voy a tocar la batería en la iglesia para adorar al Señor.

José nunca tocó la batería. Su papá quería dinero, descubrió una forma de aprovecharse del evangelio con el milagro del niño, olvidando que el Dios de las iglesias está vivo. Que cuando hace un milagro es para Su gloria y que a Dios se le cumple lo que se le promete.

Estimados hermanos y amigos, tenemos un Dios de milagros, él es todopoderoso. Cuando recibamos algo del Señor no dudemos en servirle y cumplamos nuestro compromiso con él. Por otro lado, el evangelio y los milagros no son para hacer dinero. ¡Cuidado! Que nuestro Dios es FUEGO CONSUMIDOR.

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Pastor Henry Cerna.

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Publicado por Henry Cerna

Siervo de Jesucristo. Ganador de almas. Esposo. Padre de una bella hija. Recorro el mundo predicando el evangelio.

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