No estaba endemoniada. Solo tenía pecado inconfeso.

Me dijo que escuchaba la voz de Satanás, que le pedía que ofrendara a sus hijos para él. Un día los lanzó contra la pared y por poco los mata. Esta es la historia de una mujer que me dijo estar poseída.

Leonor llegó a mi oficina porque estaba muy mal. Se veía demacrada, pálida, ansiosa y se notaba que no había dormido bien en varios días. Era una mujer de buena estatura, de tez clara y con buena educación. Su mirada se perdía por ratos y luego entraba en un estado de alerta, como si se preparara para un gran combate.

– Estoy aquí pastor porque Satanás me habla, yo escucho su voz y quiere que mate a mis hijos en sacrificio para él. El otro día los lancé contra la pared. Mi esposo me iba a denunciar pero decidió llevárselos para donde mi suegra. Estamos separados, porque él dice que estoy loca.

– Comprendo hermana, ¿desde hace cuánto tiempo escucha esa voz?

– Le diré que hace unos meses. Se me ha quitado el apetito, casi no duermo, tengo latidos fuertes del corazón, en el trabajo están a punto de despedirme porque el otro día le tire una soda a un cliente porque lo vi como si fuera el diablo.

Yo tengo que estar poseída, quizá la familia de mi esposo me hizo brujería o alguna compañera del trabajo. Quizá tengo una legión de demonios o el mismo Lucifer me ha poseído. Por eso he venido a buscarlo, ya que he oído que Dios está con usted y lo usa mucho en milagros y liberación.

Por favor pastor, practíqueme una liberación de demonios, sáqueme todos los demonios que tengo y si tengo al diablo dentro de mí, quiero que se vaya.

– Mire hermana, le expliqué. Yo oraré por usted y si tiene demonios seguro se han de manifestar y saldrán por el poder del Nombre de Cristo. Pero si usted no esta endemoniada no ocurrirá nada extraordinario.

Me dispuse a realizar una sesión de liberación, y en el preciso momento que iba a comenzar, el Espíritu Santo me detuvo y me dijo: ella no está poseída. Ella lo que tiene es pecado inconfeso en su vida.

Yo me detuve; ante lo cual la hermana se mostró sorprendida. ¿Qué sucede pastor, por qué se detiene? Mire hermana, dice el Señor que usted no tiene demonios ni brujería, sino que está en pecado y no lo ha confesado. Ella me miró con mucho enojo y me dijo que eso no era cierto. Que a lo mejor el diablo me estaba hablando. Le dije que si ella creía que yo estaba equivocado, que daba por terminada la consejería y que buscara otro ministro que la ayudara.

Ella guardó silencio unos minutos y luego se puso a llorar.

– Ahora veo que Dios si lo usa pastor. Es verdad. Yo le pagué mal a mi marido. Hace unos meses atrás me sentí mal de salud y visité un médico que tiene a sus hijos en la misma escuela donde tengo los míos. Desde ese momento entablamos una amistad y pues, me gustaba la forma que me hablaba.

Seguimos comunicándonos por varios días, hasta que llegamos al punto de tener intimidad. Yo me sentí muy mal, como una mujer cualquiera. Mi esposo es un gran hombre. Un poco frío para expresar sus sentimientos pero yo lo amo mucho. Desde ese día comencé a padecer de los nervios y comenzó todo mi calvario. Ayúdeme pastor necesito ser libre.

– Estimada hermana, lo que debe hacer es reconciliarse con Dios en este momento, dejar que Jesús la limpie con su preciosa sangre y prometerle a él que se apartará de ese pecado. Aquella mujer se arrodilló y confesó su pecado ante Dios, le pidió perdón de todo corazón y lloró amargamente por varios minutos.

Oré por ella para que el Señor la perdonara y la restaurara, para que el amado Espíritu Santo la llenara y ella pudiera disfrutar de la gracia del perdón. Fue muy especial contemplar la obra del Señor en la vida de ella. Su rostro reflejaba paz y tranquilidad. Me dijo: gracias pastor, necesitaba a Jesús.

Pasados algunos años, una pareja con dos niños me saludaron en la calle. Ella me dijo:

– Pastor Henry, usted no se acuerda quién soy, pero quiero que sepa que desde aquel día que oró por mí, mi vida cambió completamente. Dios nos ha bendecido mucho, tenemos un hogar estable, mi esposo me perdonó y mis hijos están creciendo en la gracia de Dios.

Me sentí tan feliz de saber que Dios es capaz de perdonar pecados y restaurar vidas, al punto que se pasa de un estado de maldición a un estado de bendición.

Estimado hermano y amigo, muchas veces pensamos que nuestros problemas se deben a un ataque de Satanás o a brujerías. Pero les invito a revisar sus vidas y considerar que estén limpias de todo pecado. No es posesión demoniaca, es pecado lo que afecta nuestro ser.

Si deseas ser limpiado como lo fue Leonor y disfrutar de la libertad que solo Jesucristo ofrece, te invito a entregarle tu vida al Señor o reconciliarte con él. Escríbeme para hacerlo.

Pastor Henry Cerna.

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Publicado por Henry Cerna

Siervo de Jesucristo. Ganador de almas. Esposo. Padre de una bella hija. Recorro el mundo predicando el evangelio.

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