EL DIOS TRINO: Creemos en un solo Dios, eternamente existente e infinito; soberano, absoluto, creador de todas las cosas, visibles e invisibles. Que él como Dios es trino en su ser esencial, revelado como Padre, Hijo y Espíritu Santo. Gen. 1:2, 26; 3:22; Mt. 3:16-17; Deut. 6:4; Col. 1:16; Mt. 28:19.
JESUCRISTO: Creemos en Jesucristo, la segunda persona de la Trinidad; el Hijo de Dios que se encarnó por obra del Espíritu Santo. Creemos que Jesucristo se hizo hombre, de vida inmaculada, que murió por nuestros pecados; que verdaderamente se levantó de la muerte y tomó otra vez su cuerpo humano. Él ascendió a los cielos desde donde intercede por nosotros, como Mediador entre Dios y los hombres. Mt. 1:20-25; 16:15-16; Lc. 1:26-35; 1 Co. 15:20; Ef. 1:7; Fil. 2:5-11; He. 1:1-5.
ESPÍRITU SANTO: Creemos en el Espíritu Santo; la tercera persona de la Trinidad, que mora en el que cree en Jesucristo y que está siempre presente en la iglesia, para prepararla como la esposa del Cordero; y que convence al mundo de pecado, de justicia y de juicio; regenerando a los que se arrepienten y creen; santificándolos y guiándolos a la verdad que está Jesucristo. Jn. 7:39; 14:15-18, 26; 16:7-15; Hch. 15:8-9; Ro. 8:1-27; Gal. 3:1-14; Ef. 1:13-14.
LAS SAGRADAS ESCRITURAS: Creemos en la inspiración de las Sagradas Escrituras, en su contenido en los 66 libros del Antiguo y Nuevo Testamento que constituyen la Palabra de Dios; infalible de la voluntad de él, suficiente para salvar al hombre de juicio y de condenación; y como única norma de fe y conducta para los que creen en Jesucristo. 2 Tim. 3:15-17; 2 P 1:20-21.
EL PECADO: Es la violación voluntaria de una ley dada y conocida de Dios, cometida por una persona. Creemos que el pecado entró en el mundo a través de la desobediencia de nuestros primeros padres (Adán y Eva) y la paga del pecado es muerte. Ro.3:23; 5:12.
LA SALVACIÓN: Creemos que el hombre es salvo y justificado, solamente por la gracia de Dios, por medio de la fe en Jesucristo como Señor y Salvador personal; creemos que Jesucristo es el mediador entre Dios y los hombres; solamente en él encontramos la salvación y regeneración de sus vidas por el Espíritu Santo. Ef. 2:8-9; Ro. 3:21-26, 28; Col. 2:13.
SANTIFICACIÓN DEL CREYENTE: Creemos que la persona convertida a Jesucristo debe sujetarse al control del Espíritu Santo, por medio de su bautismo, ya que mora en él, capacitándole para vivir una vida santa y de poder, para amar y servir a Dios, y al prójimo. Ro. 8:17; Mr. 16:17, 18; Hch. 4:29, 30; Stgo. 5:14-16.
LA IGLESIA: Creemos en la iglesia, la comunidad que confiesa a Jesucristo como Señor. La iglesia es el cuerpo llamado a ser uno, por el Espíritu Santo mediante la palabra. Dios llama a la iglesia a expresar su vida en la unidad y compañerismo del espíritu de adoración y alabanzas hacia él. La misión de la iglesia en el mundo consiste en continuar la proclamación del evangelio, usando la predicación de la palabra, reconciliando al mundo con Dios, y haciendo discípulos para el Señor. La iglesia es una realidad histórica, que se organiza a sí misma en formas culturalmente acondicionadas, en congregaciones locales, formando un cuerpo universal; la iglesia aparta a personas llamadas por Dios para ministerios específicos. La iglesia de Dios está integrada por todas las personas espiritualmente regeneradas, cuyos nombres están escritos en el cielo. Creemos que la iglesia fue comprada por la sangre de Cristo. Mt. 10:7-11; 16:13-19; Hch. 14:23; Ro. 10:9-15; Ef. 4:1-17; 5:25-27; Lc. 10:20.
LA SEGUNDA VENIDA: Creemos que el Señor Jesucristo vendrá otra vez, y los muertos en Cristo resucitarán primero, luego nosotros los que vivimos los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos para recibir en el aire al Señor y así estaremos siempre con él. 1 Tes. 4:13-18; Mt. 25:31-46.
LA RESURRECCIÓN, EL JUICIO Y EL DESTINO EXTERNO: Creemos en la resurrección de los muertos, que los cuerpos tanto de los justos como de los injustos serán resucitados y unidos con sus espíritus “los que hicieron bien saldrán a resurrección de vida, más los que hicieron mal, a resurrección de condenación”. Creemos en el juicio futuro, en el cual todo hombre comparecerá delante de Dios para ser juzgado según sus hechos en esta vida. Creemos que la vida gloriosa y eterna se le asegura a todos los que son salvos por creer en Jesucristo, nuestro Señor y le obedecen; y que finalmente los incrédulos y pecadores sufrirán eternamente en el lago de fuego. Jn. 5:28, 29; Ro. 2:1-16; 14:7-12; Ap. 20:11-15.