No estaba endemoniada. Solo tenía pecado inconfeso.

Me dijo que escuchaba la voz de Satanás, que le pedía que ofrendara a sus hijos para él. Un día los lanzó contra la pared y por poco los mata. Esta es la historia de una mujer que me dijo estar poseída. Leonor llegó a mi oficina porque estaba muy mal. Se veía demacrada, pálida,Sigue leyendo «No estaba endemoniada. Solo tenía pecado inconfeso.»